Milei doma otra vez a Kicillof: La Libertad Avanza desafía al statu quo en Buenos Aires
En un acto multitudinario, Javier Milei apuesta a la renovación y expone el desgaste del modelo intervencionista.

La noche del cierre de campaña en La Plata no fue solo un evento proselitista: se convirtió en un escenario donde los protagonistas de La Libertad Avanza acentuaron el contraste entre un proyecto de futuro basado en la desregulación, la apertura y la eficiencia, y el agotamiento del modelo intervencionista representado por Axel Kicillof y el aparato del kirchnerismo. Lejos del tono complaciente que caracteriza a muchos cierres provinciales, la intervención de Javier Milei estuvo marcada por la urgencia de un giro estructural en la provincia de Buenos Aires, donde la pesada herencia de regulaciones, impuestos distorsivos y gasto público desbordado sigue asfixiando a los ciudadanos y postergando el desarrollo.
El contexto no es menor: tras décadas de administración estatal centralizada y políticas populistas, Buenos Aires lidera los rankings nacionales de inseguridad, deserción escolar y presión fiscal. Mientras la retórica oficial insiste en la redistribución y el control de precios, la realidad muestra un deterioro sostenido en los indicadores sociales y económicos. Según los datos de CIPPEC y del Instituto Nacional de Estadística y Censos, la provincia concentra el 38% de la población nacional, pero también el 45% de los pobres urbanos y las tasas de homicidio más altas, especialmente en distritos como La Matanza.
En este contexto, la propuesta de La Libertad Avanza adquiere relevancia no solo por su mensaje disruptivo, sino por la consistencia de sus planteos: reducción del gasto público, simplificación tributaria, lucha frontal contra la burocracia y apertura al capital privado. Javier Milei dejó en claro que el desafío no es menor: “No podemos esperar resultados diferentes si seguimos haciendo siempre lo mismo”, subrayó ante una audiencia que, lejos del desencanto, mostró determinación para revertir el rumbo de la provincia.
El acto, encabezado por Milei y con la presencia de los ocho principales candidatos seccionales (entre ellos Diego Valenzuela, Natalia Blanco y Maximiliano Bondarenko), puso en el centro del debate la necesidad de reformas urgentes. Valenzuela, con experiencia en la gestión municipal, fue tajante: “Menos impuestos es más empleo”. Su gestión en Tres de Febrero, marcada por el ajuste del gasto y la profesionalización de la seguridad, es un ejemplo de que la eficiencia estatal y la colaboración público-privada pueden revertir décadas de estancamiento.
El contraste con el modelo vigente fue evidente. Mientras las autoridades provinciales insisten en aumentar regulaciones y expandir el aparato estatal, los candidatos de La Libertad Avanza se comprometieron a terminar con el entramado de "ñoquis" y privilegios políticos, liberar la iniciativa privada y reducir la carga impositiva. “Emprender en la provincia es una carrera de obstáculos diseñada por burócratas”, denunció Milei, reflejando el sentir de miles de pequeños y medianos empresarios que ven en la desregulación la única salida posible al actual letargo.
Para entender la crisis de Buenos Aires, hay que analizar tres factores centrales: - La presión fiscal provincial, que según el IERAL, es la más alta del país, desincentivando la inversión y el empleo formal. - El colapso de la educación pública, con niveles alarmantes de analfabetismo funcional (el 45% de los alumnos primarios no comprende textos básicos, según Aprender 2023). - La inseguridad crónica, agravada por la falta de recursos y profesionalización en las fuerzas policiales.
La resistencia de sindicatos y estructuras partidarias tradicionales a cualquier intento de reforma explica en parte la persistencia de estos problemas. Basta recordar los bloqueos a la Ley de Reforma del Estado en 2001 o los recientes paros docentes que, lejos de mejorar la calidad educativa, perpetúan el status quo de privilegios y baja exigencia. Ejemplos internacionales como el caso chileno tras las reformas de los años 80, o la transformación de la educación en Estonia, demuestran que es posible revertir décadas de atraso cuando se privilegia la eficiencia y la libertad por encima del control estatal.
En el acto, la consigna de “Kirchnerismo Nunca Más” fue mucho más que una arenga: sintetiza el hartazgo de una sociedad que exige resultados tangibles y no relatos. Milei, fiel a su estilo, no evitó la autocrítica y recordó la importancia de pasar del discurso a la acción, llamando a la ciudadanía a "cuidar cada voto como si fuera el último recurso para cambiar la historia". Si algo quedó claro es que, pese a los obstáculos, la ola de reformas estructurales impulsada por La Libertad Avanza ya ha logrado instalar un debate imprescindible: ¿seguirá la provincia atrapada en la telaraña de intereses corporativos, o dará el salto hacia un modelo donde la libertad individual y la economía de mercado sean el verdadero motor del progreso?
A mediano plazo, el impacto de un eventual triunfo libertario en Buenos Aires podría replicar fenómenos ya observados en países como Irlanda o República Checa, donde la apertura económica y la reducción del peso estatal permitieron saltos de productividad y bienestar social. Sin embargo, el desafío sigue siendo doble: vencer la inercia cultural del asistencialismo y resistir el embate de quienes, parapetados tras sindicatos y viejas estructuras partidarias, ven en cualquier cambio una amenaza a sus privilegios.
La reflexión final es ineludible: la libertad, lejos de ser un eslogan, es la condición indispensable para que las sociedades prosperen. Javier Milei y La Libertad Avanza logran canalizar una demanda concreta de la ciudadanía: menos Estado, más espacio para el individuo y la iniciativa privada. El 7 de septiembre será una fecha clave para saber si la provincia decide aferrarse al pasado o apostar, de una vez por todas, al futuro que merece.