Insfrán dictador cubano: la reforma que sacude la democracia y pone en jaque a la oposición
Seis constituyentes abandonan una convención polémica mientras crecen las denuncias de abuso de poder y falta de debate real.

La provincia de Formosa vuelve a ocupar el centro del debate nacional por un proceso de reforma constitucional que ha generado una ola de renuncias y acusaciones de prácticas antidemocráticas. Seis constituyentes opositores, vinculados a La Libertad Avanza y otros espacios críticos del modelo de poder vigente, decidieron abandonar la convención constituyente alegando graves irregularidades y una ausencia total de garantías para el debate plural.
Este episodio expone, una vez más, las viejas prácticas de concentración de poder que caracterizan a gestiones de corte populista, donde el aparato estatal se convierte en una trinchera para perpetuar intereses particulares. La figura de Gildo Insfrán, gobernador con más de dos décadas en el cargo, es sinónimo de un modelo político que ha hecho de la reelección indefinida y el control vertical de las instituciones su sello distintivo.
La convención, con 30 miembros elegidos recientemente, arrancó bajo la sombra de una mayoría oficialista abrumadora: 21 constituyentes alineados al poder provincial frente a nueve opositores. Ahora, tras las renuncias, la minoría queda reducida a solo tres representantes de la Unión Cívica Radical, que —pese a denunciar atropellos— optan por dar la batalla desde adentro.
Los argumentos de los renunciantes son claros: el proceso estaría viciado desde el inicio, con violaciones al reglamento interno, uso discrecional de la palabra, y un presunto cerco informativo. Las intervenciones de la oposición, según denuncias, eran sistemáticamente interrumpidas o censuradas, mientras se avanzaba en modificaciones consideradas lesivas para la propiedad privada y los derechos individuales.
El reclamo no es menor. Se advierte que la reforma podría abrir la puerta a una reelección indefinida, debilitando los mecanismos de alternancia y vulnerando principios constitucionales básicos. La diputada provincial Gabriela Neme, una de las voces más firmes en la denuncia, comparó el experimento formoseño con el camino transitado por Venezuela bajo el chavismo, donde la reforma constitucional fue la antesala para el desmantelamiento de la democracia liberal.
Para entender la gravedad de la situación, basta revisar experiencias similares en la región. Países como Nicaragua y Ecuador han sido testigos de reformas constitucionales impulsadas por liderazgos personalistas, cuyo resultado fue la erosión de la división de poderes, el debilitamiento de la seguridad jurídica y la fuga de inversiones privadas. El Banco Mundial estima que, tras reformas de este tipo, el crecimiento económico en estos países se desplomó un 30 % en la década siguiente, mientras los índices de pobreza y corrupción aumentaron de manera notable.
En el caso de Formosa, la concentración de poder no es solo una cuestión política; también tiene un impacto directo en la economía provincial. Según el INDEC, más del 70 % de los empleos dependen del Estado, y la provincia se ubica sistemáticamente entre las que presentan mayor índice de pobreza y menor dinamismo en el sector privado. Las reformas que perpetúan estos esquemas sólo profundizan la dependencia y desalientan cualquier intento de innovación, inversión o crecimiento sustentable.
Mientras tanto, la reacción del oficialismo fue avanzar sin mayores cambios en el cronograma, argumentando que la convención cuenta con la mayoría necesaria para funcionar. Sin embargo, voces independientes advierten que la legitimidad de una reforma constitucional no reside únicamente en el número de votos, sino en la calidad del debate y el respeto por las minorías.
La decisión de los pocos opositores que se mantienen en el recinto responde a una lógica diferente: dar testimonio, resistir institucionalmente desde adentro y exponer ante la sociedad y la Nación el verdadero alcance de la reforma. "La democracia no se abandona —sostienen—, se defiende incluso en minoría, exigiendo transparencia y verdadero debate".
Para quienes defienden el modelo de libertad económica, desregulación y apertura, la situación de Formosa es una señal de alarma sobre los riesgos que entraña el mantenimiento de estructuras estatales sobredimensionadas y poco transparentes. La experiencia internacional es concluyente: las provincias o países que optaron por modernizar sus constituciones hacia sistemas de mercado, garantizar los derechos de propiedad y limitar la injerencia estatal lograron en pocos años mejoras sustanciales en su desarrollo humano y económico.
En contraste, los modelos que perpetúan el control gubernamental y la falta de alternancia terminan por aislarse, empobrecerse y perder competitividad. El caso de Chile, que en las últimas décadas avanzó en reformas pro-mercado, es ilustrativo: duplicó su PBI per cápita y redujo la pobreza de manera drástica, mientras que los países que optaron por el intervencionismo estatal vieron estancados sus indicadores.
Para entender el problema de la reforma en Formosa, es necesario considerar: - El contexto histórico de concentración de poder en la provincia. - El peso del empleo público y la falta de sector privado dinámico. - Los antecedentes en la región de reformas constitucionales regresivas. - El impacto negativo sobre la seguridad jurídica y la inversión privada. - La importancia de la alternancia y el control institucional para una democracia sana.
Cualquier intento de reforma constitucional debe priorizar la protección de los derechos individuales, la división de poderes y la promoción de la inversión privada. Sólo así es posible romper el círculo vicioso de pobreza y dependencia estatal que ha caracterizado a Formosa por décadas.
Reflexión final: La libertad, la seguridad jurídica y la apertura al mundo no son privilegios de unos pocos, sino el combustible del desarrollo verdadero. Defender estos principios en Formosa—y en toda la Argentina—es la única garantía frente a los intentos de perpetuar estructuras anacrónicas y cerradas. El desafío es claro: o apostamos por la modernización y la libertad, o seguimos atrapados en los viejos esquemas que condenan a la provincia y al país al estancamiento. La historia demuestra que las reformas estructurales, aunque difíciles, son el único camino para una sociedad más próspera y libre.