La madrugada en el barrio Las Heras, al sur de Mar del Plata, arrancó con un silencio espeso que pronto se rompió por las sirenas. A primera hora, un grupo de vecinos alertó a la policía tras encontrar un cuerpo reducido a cenizas, atado de manos y con una soga al cuello, tirado entre yuyos en un baldío cercano a las calles Rufino Inda y García Lorca.

Horas antes, algunos habían visto una fogata en ese mismo terreno. No les llamó la atención: en la zona, quemar basura es algo común. Lo que nadie imaginó fue que esa luz en la oscuridad escondía un crimen macabro.

Al recibir el llamado, patrulleros y peritos se desplegaron en la escena. La fiscal Romina Díaz asumió el mando de la investigación y ordenó una serie de medidas urgentes: recolección de rastros, análisis del terreno y pedido de grabaciones de cámaras de seguridad cercanas, tanto particulares como las del Centro de Monitoreo municipal. El objetivo: reconstruir cada movimiento registrado durante la noche y, sobre todo, detectar posibles vehículos o personas que hayan circulado por el lugar.

Por el estado de los restos, aún no hay datos claros sobre la identidad de la víctima ni sobre cómo fue asesinado. La autopsia, prevista para las próximas horas, será clave para responder esas preguntas y trazar la primera línea firme de investigación.

Este episodio engrosa una estadística alarmante: 22 homicidios en la ciudad en lo que va del año, varios vinculados a venganzas, riñas y conflictos personales. Los más recientes tuvieron como protagonistas a dos albañiles: uno fue baleado durante un robo que también dejó a su hijo herido de gravedad; el otro recibió disparos en lo que se investiga como un crimen pasional.

En Las Heras, la noticia corrió como reguero de pólvora. Entre el miedo y la indignación, los vecinos reclaman respuestas rápidas y castigo para los culpables. La pregunta que flota en el aire es si este asesinato fue planificado de principio a fin o si el descampado fue simplemente el escenario elegido para deshacerse de un cuerpo que alguien no quería que hablara nunca más.