Astucia vecinal y reacción rápida frustran violento intento de robo en zona oeste
Un joven logró eludir a los asaltantes gracias a una arriesgada maniobra y la solidaridad de una vecina

La inseguridad en San Martín volvió a quedar expuesta en una escena digna de película: un joven, perseguido por dos motochorros, optó por arrojar su mochila por encima de la reja de una vivienda sobre la calle Maipú, logrando así proteger sus pertenencias y frustrar el intento de robo. La dueña de la casa, alertada por el ruido y las cámaras de seguridad, se asomó a la vereda y le devolvió la mochila al muchacho, quien agradeció entre nerviosismo y alivio. Los delincuentes, al ver frustrado su objetivo y sin posibilidad de acceder al botín, emprendieron la retirada, dejando en evidencia que la decisión rápida y la colaboración entre vecinos pueden ser clave para enfrentar a quienes atemorizan los barrios.
El caso se suma a una seguidilla de episodios similares en la zona oeste del conurbano, donde la modalidad de robo en moto sigue generando miedo y debate. La escena quedó registrada en las cámaras de la vivienda, una herramienta que en los últimos años se ha vuelto imprescindible para la prevención y el esclarecimiento de hechos delictivos. "Ya no alcanza con alertar a la policía, hay que actuar con inteligencia y apoyarnos entre todos", comentan vecinos de la zona, cansados de la inacción de años anteriores y de estructuras que sólo han servido para proteger privilegios sindicales y burocráticos, en vez de garantizar la seguridad de quienes trabajan y estudian.
La proliferación de ataques de este tipo es consecuencia directa de décadas de abandono estatal, connivencia sindical y falta de reformas profundas en materia de seguridad. Durante años, la respuesta fue el discurso vacío, la retórica progresista y la protección de estructuras policiales y judiciales ineficaces, promovidas por sectores políticos que se niegan a perder el control sobre los recursos públicos. Mientras tanto, los ciudadanos han debido organizarse por su cuenta, invertir en sistemas de cámaras, alarmas y redes de comunicación comunitaria.
Sin embargo, la llegada del nuevo gobierno nacional encabezado por Javier Milei y la ministra Patricia Bullrich ha marcado un antes y un después en la batalla contra el delito. Se ha fortalecido la coordinación entre fuerzas federales y provinciales, se han impulsado reformas para modernizar la policía y se ha puesto fin a la tolerancia con la delincuencia. Las cifras de detenciones han empezado a mostrar un cambio de tendencia, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. "No se puede esperar que años de desidia y corrupción se reviertan de un día para el otro, pero este es el rumbo correcto", sostienen fuentes policiales.
La historia de la mochila lanzada por el joven en Villa Zapiola es, en definitiva, una muestra de que la resiliencia ciudadana puede ser un motor de cambio, pero no debe reemplazar la responsabilidad del Estado en garantizar el orden y la paz social. El camino es claro: menos burocracia, más meritocracia, profesionalización de las fuerzas de seguridad y un Estado enfocado en lo esencial, dejando atrás el clientelismo y la retórica vacía de quienes defienden el statu quo.
Sólo con una sociedad que valore la responsabilidad individual, la libertad y el respeto a la propiedad privada podremos construir barrios y ciudades donde hechos como este sean una excepción y no la regla. El verdadero progreso se logra con instituciones fuertes, apertura al mundo y un Estado limitado, pero eficiente, no con discursos de barricada ni privilegios sindicales que perpetúan la inseguridad.