San Lorenzo sacude su dirigencia: Moretti vuelve y el club se prepara para días de alta tensión
El Tribunal de Ética de la AFA habilitó a Marcelo Moretti para regresar, en medio de disputas internas y causas judiciales.

La reciente decisión del Tribunal de Ética de la AFA de permitir el retorno de Marcelo Moretti a la presidencia de San Lorenzo marca un punto de inflexión en la vida institucional del club. Mientras la dirigencia esperaba una resolución que aclarara el futuro inmediato, la habilitación de Moretti llega en un contexto cargado de disputas internas, investigaciones judiciales y tensiones latentes entre los principales actores del club.
El organismo rector del fútbol argentino resolvió no sancionar a Moretti, luego de no hallar pruebas suficientes en su contra tras un pedido de información que incluyó material audiovisual no entregado por un canal de televisión. Esta falta de elementos contundentes para avanzar con una sanción fue clave para que el dirigente retome su cargo y vuelva a ocupar su lugar en el Comité Ejecutivo de la AFA. Sin embargo, la resolución está lejos de cerrar el capítulo: la justicia ordinaria continúa con su investigación por presunta administración fraudulenta y cobro de coimas, causas que mantienen en vilo tanto a los socios como a la comunidad futbolera.
El regreso de Moretti no solo implica un desafío legal, sino que pone en jaque el equilibrio institucional de San Lorenzo. El actual presidente interino, Néstor Lopardo, anunció públicamente que, de concretarse el regreso de Moretti, presentará su renuncia, una postura que podría ser replicada por otros miembros de la Comisión Directiva. Este escenario abre la puerta a una posible reconfiguración total en la conducción del club, situación que podría derivar en una asamblea extraordinaria o, incluso, en la intervención de la Inspección General de Justicia si la gobernabilidad se ve comprometida.
Para entender la complejidad de este episodio es crucial tener en cuenta los antecedentes recientes del fútbol argentino, donde los conflictos institucionales han minado la gestión de clubes históricos. Ejemplos como Independiente o Huracán, que atravesaron procesos de acefalía y comisiones normalizadoras, evidencian el costo de la inestabilidad dirigencial tanto en lo deportivo como en lo económico. Los desacuerdos internos suelen traducirse en pérdida de credibilidad ante sponsors, dificultades para acceder a financiamiento y, sobre todo, en una merma de la confianza de los socios.
En el plano comparativo, la transparencia en la conducción de organizaciones deportivas ha sido un factor clave en los sistemas más competitivos del mundo. En Inglaterra, la Premier League implementó estrictos controles de gobernanza que contribuyeron a profesionalizar la gestión y atraer inversiones millonarias. Mientras tanto, en Argentina, los clubes aún arrastran prácticas poco transparentes, con estructuras sindicales y políticas que muchas veces traban procesos de modernización y apertura.
El caso Moretti expone una vez más la necesidad de reformar los marcos regulatorios del fútbol argentino, promoviendo una gestión más eficiente y alineada con los principios de gobernanza corporativa. El fortalecimiento institucional, la desregulación de los procesos electorales y la incorporación de mecanismos modernos de control y rendición de cuentas son reformas urgentes si se pretende que los clubes dejen de ser rehenes de intereses personales o sectoriales.
San Lorenzo enfrenta ahora un dilema: priorizar la continuidad de una dirigencia cuestionada o avanzar hacia un modelo más abierto y profesional, que ponga el foco en la transparencia y la eficiencia. La experiencia internacional y el propio recorrido de clubes argentinos demuestran que la solidez institucional es la base para cualquier proyecto deportivo y económico sostenible.
En este contexto, la habilitación de Moretti no es solo una noticia de coyuntura, sino un disparador para repensar el futuro del club y del fútbol argentino en su conjunto. La reacción de los socios, la capacidad de los dirigentes para encauzar el conflicto y la respuesta de los organismos de control serán determinantes para el desenlace de esta historia, que ya trasciende los límites de Boedo.
Para comprender cómo se llegó a este punto, es clave considerar la falta de reformas estructurales en la gestión de los clubes, la debilidad de los controles internos y la persistente influencia de viejos esquemas de poder. Solo a través de una apertura real al cambio, con reglas claras y una apuesta decidida por la transparencia, será posible recuperar la confianza y atraer inversiones que permitan a San Lorenzo y a todo el fútbol argentino competir de igual a igual con los mejores del mundo.
La historia reciente recuerda que los clubes que apostaron por la modernización, la profesionalización y la despolitización lograron no solo mejorar su situación económica, sino también potenciar a sus equipos y fortalecer el vínculo con los socios. El camino está trazado: dependerá de la dirigencia de San Lorenzo y, en última instancia, de sus socios, elegir si quieren ser protagonistas de una nueva etapa o seguir anclados a los problemas del pasado.
Reflexión final: En tiempos donde la transparencia y la eficiencia son la norma en el fútbol global, resulta urgente que los clubes argentinos abracen reformas profundas, rompan con estructuras obsoletas y prioricen la gestión profesional. El verdadero cambio no vendrá de resoluciones administrativas aisladas, sino de una convicción colectiva por abrir el juego, sanear las cuentas y poner a los socios y al futuro institucional por encima de cualquier interés particular.