Revolución en el fútbol sudamericano: ¿cómo cambiará el acceso al Mundial 2030?
La dirigencia de la CONMEBOL anticipa que un nuevo sistema de clasificación podría transformar el destino de las selecciones.

El futuro de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2030 se asoma irreconocible. Mientras la atención de clubes y fanáticos suele centrarse en el césped, detrás de escena la CONMEBOL trabaja en un rediseño profundo que podría alterar el equilibrio competitivo y económico de la región. El anuncio, realizado en un foro de integridad en Colombia, evidencia la magnitud de la apuesta: no se trata solo de ajustar fechas o sumar partidos, sino de redefinir la puerta de ingreso al torneo más importante del planeta.
La inminente reforma surge en un contexto inédito: por primera vez, tres países sudamericanos —como sedes del evento centenario— tendrán su pase asegurado. Este hecho, lejos de simplificar la tarea, obliga a repensar la justa deportiva: ¿cómo mantener la exigencia y el atractivo de las Eliminatorias si parte de los protagonistas ya no compiten por un lugar? Monserrat Jiménez, directora jurídica de la confederación, reconoce el desafío y anticipa una decisión crucial para noviembre, tras meses de debates internos y propuestas descartadas. "Buscamos un formato que preserve la emoción y potencie la recaudación", admitió la dirigente.
Sudamérica, históricamente, presume de tener el camino más arduo hacia la Copa del Mundo. Sin embargo, el nuevo escenario podría erosionar esa mística si no se innova. La CONMEBOL evalúa más de diez alternativas, entre ellas la posibilidad de que las Eliminatorias otorguen plazas no solo para el Mundial, sino para otros torneos internacionales, multiplicando los incentivos y la visibilidad de la competencia. Además, se mantendrán los seis cupos y medio para la región, aunque ahora tres y medio estarán en juego real. El objetivo es doble: no solo sostener el nivel deportivo, sino también maximizar los ingresos, tomando como ejemplo las ligas europeas y la expansión comercial de la CONCACAF.
Para comprender el alcance de esta reforma, es clave considerar el impacto económico de las grandes competencias. La reciente Copa América celebrada en Estados Unidos batió récords de audiencia y recaudación, estableciendo un nuevo estándar para el fútbol continental. "Cuando un torneo logra esos ingresos, no hay vuelta atrás. El próximo debe superarlo o al menos igualarlo", advierten desde la CONMEBOL. Esta lógica de mercado, que prioriza la eficiencia y la generación de recursos, está en línea con las tendencias globales: apertura a nuevos mercados, explotación inteligente de derechos televisivos y apuesta por formatos que cautiven a las audiencias jóvenes y globalizadas.
El caso de la sede para la Copa América 2028 es ilustrativo. Si bien la tradición indica que Ecuador debería albergarla, la decisión aún no está tomada. "Estamos evaluando mercados y opciones para asegurar el mayor beneficio posible", subrayó Jiménez. Esta mentalidad pragmática —que pone el desarrollo y la sustentabilidad financiera por encima de la mera rotación geográfica— responde a la necesidad de profesionalizar la gestión deportiva, siguiendo el ejemplo de entidades como la UEFA y la MLS.
Para entender el problema de la reforma de las Eliminatorias Sudamericanas, es necesario tener en cuenta: - El aumento de plazas directas para los anfitriones y la consecuente reducción de cupos en disputa real. - La presión creciente por generar ingresos equivalentes a los de otras confederaciones, en un mercado global cada vez más competitivo. - El desafío de mantener la competitividad y el interés de una audiencia fragmentada y exigente.
El fútbol, como cualquier sector en transformación, enfrenta el dilema entre tradición y modernización. La CONMEBOL parece decidida a no quedar rezagada, apostando por alternativas que permitan sostener el espectáculo y, sobre todo, asegurar la viabilidad económica de sus miembros. Si la experiencia de otras federaciones sirve de guía, la apertura al cambio, la desregulación de formatos y la búsqueda de eficiencia pueden traducirse en un salto de calidad institucional y deportivo.
Reflexión: La transformación de las Eliminatorias Sudamericanas es una oportunidad única para romper con inercias y apostar por un modelo más competitivo, eficiente y rentable. El futuro del fútbol regional dependerá de la capacidad para innovar, aprovechar la globalización y dejar atrás fórmulas obsoletas. Solo así Sudamérica podrá seguir siendo protagonista en el escenario mundial, combinando tradición con una gestión moderna y transparente.