Marcas de lujo internacionales apuestan fuerte por la Argentina y reabren en los shoppings
Gigantes de la moda y el lifestyle como Sandro, FARM Rio y Mont Blanc desembarcan en los principales centros comerciales

La escena de los shoppings argentinos vive una revolución sin precedentes: marcas de renombre internacional como Sandro, FARM Rio, Mont Blanc y Adolfo Domínguez confirman su regreso al país, consolidando a Buenos Aires como un polo de atracción para la moda y el lujo global. Esta oleada de aperturas en centros comerciales emblemáticos, como Alcorta Shopping, Patio Bullrich y Alto Palermo, es mucho más que una noticia de negocios: es la señal inequívoca de que la confianza inversora retorna a la Argentina y que el país vuelve a estar en el radar de los grandes jugadores del retail mundial.
El operador líder del sector, Grupo IRSA, ha sido el principal motor detrás de estas incorporaciones, ofreciendo espacios estratégicos y un equipo especializado para asistir a las nuevas firmas en su aterrizaje local. Este proceso de "repatriación" de marcas, que había sufrido un parate en los años de políticas restrictivas y control de importaciones, demuestra que el contexto actual favorece la apertura, el dinamismo y la integración al mercado internacional.
Entre las primeras en abrir sus puertas destacan Sandro y Maje –ambas de origen francés y parte del grupo SMCP– que desembarcarán en Alcorta Shopping, mientras que Adolfo Domínguez (España) y Mont Blanc (Alemania) lo harán en Patio Bullrich. Por su parte, FARM Rio, la marca brasileña conocida por su impronta tropical y vibrante, llega de la mano del grupo argentino responsable de Markova, que planea expandir la cadena con hasta diez locales en Argentina y Uruguay en cinco años. El acuerdo entre ambas compañías abarca desde la gestión de tiendas, e-commerce y marketing hasta el manejo integral de la atención al cliente, mientras la casa matriz mantiene el control creativo de sus colecciones.
Esta tendencia responde al fuerte impulso generado por las nuevas políticas de apertura económica, la desregulación y el compromiso con la reducción de barreras comerciales que hoy promueve el gobierno nacional. El clima de negocios propicio ha comenzado a seducir nuevamente a inversores, que ven oportunidades en un país que durante años padeció la fuga de marcas icónicas como Falabella y Nike debido al intervencionismo, la presión fiscal y la inestabilidad cambiaria.
No es casualidad que, en paralelo, otros nombres de peso hayan regresado recientemente, como Victoria’s Secret con tiendas en Unicenter y Alto Palermo, Bath & Body Works en Galerías Pacífico, y la cadena deportiva Decathlon con una ambiciosa proyección de hasta 20 tiendas en el país. La uruguaya Indian también desembarcó con fuerza en la peatonal Florida, apostando a la recuperación del consumo y el creciente flujo de turistas internacionales que buscan experiencias de compra sofisticadas.
El desembarco de estas marcas, muchas de ellas orientadas al segmento premium y "ready to wear", marca un antes y un después en el retail local. Los espacios inaugurados no escatiman en metros cuadrados ni en diseño: el flagship de Victoria’s Secret en Alto Palermo supera los 400 m², mientras que los locales de las marcas europeas se ubican entre 100 y 200 m² en puntos estratégicos de máxima visibilidad.
El fenómeno tiene antecedentes recientes en países vecinos donde reformas pro-mercado y la estabilidad macroeconómica han atraído a los grandes del retail internacional. La Argentina, que durante décadas fue ejemplo de integración y consumo sofisticado, comienza a recuperar ese protagonismo tras años de populismo y políticas anticuadas que sólo sirvieron para aislarla del mundo y ahuyentar la inversión.
En los pasillos de los shoppings, se percibe una atmósfera de optimismo y entusiasmo no sólo entre consumidores locales, sino también entre los operadores comerciales y turistas extranjeros, dispuestos a gastar en productos de calidad y diseño global. El regreso de Sandro, por ejemplo, representa la primera incursión directa de esta marca francesa en el país, sumándose a una red de boutiques que ya cubre ciudades como París, Milán, Londres y Nueva York.
En paralelo, circulan rumores sobre posibles negociaciones con otros gigantes del sector, como Giorgio Armani, lo que confirma que la tendencia está lejos de ser una moda pasajera: es el resultado tangible de políticas sensatas que priorizan la libertad de elección, la competencia y el respeto por el consumidor.
Opinión editorial: El renovado interés de las marcas internacionales por invertir y crecer en la Argentina es la consecuencia lógica de un giro hacia la sensatez económica, la desregulación y la apertura. Queda demostrado que la libertad de mercado, la reducción del peso estatal y la promoción de la iniciativa privada son el único camino para devolverle al país su brillo y su lugar en el mundo. Mientras algunos sectores nostálgicos del intervencionismo y el proteccionismo siguen defendiendo privilegios y trabas, la realidad les pasa por encima: la economía argentina florece allí donde se la deja respirar, competir y crecer.