Giovani Lo Celso: resiliencia, emociones y el sueño de volver a brillar con la selección
El mediocampista repasa sus desafíos personales, su vínculo con Scaloni y la fortaleza que le dio la paternidad

La carrera de Giovani Lo Celso es un relato de superación, emociones intensas y sueños postergados, pero nunca abandonados. El mediocampista argentino, pieza clave en el ciclo de Lionel Scaloni, ha vivido todos los matices que el fútbol puede ofrecer: desde la ilusión de debutar en un Mundial hasta la frustración de ver ese anhelo esfumarse por una lesión a último momento. Como él mismo reconoce, la vida y el deporte pueden arrebatarte un sueño, pero también regalarte momentos únicos e irrepetibles.
Lo Celso fue parte de la renovación de la selección argentina tras el fracaso en Rusia 2018, cuando la llegada de Scaloni marcó un punto de inflexión. Desde aquel amistoso inaugural frente a Guatemala, el volante se consolidó como uno de los nombres recurrentes en las convocatorias. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada en la antesala de Qatar 2022: una lesión en el bíceps femoral lo dejó fuera de la lista definitiva. Reconoce que atravesó días muy duros, entre lágrimas y una sensación de vacío, pero el nacimiento de su hija Emilia el mismo día en que Lionel Messi anotó el gol clave ante México le devolvió la sonrisa. "La vida te da y te quita", resume Lo Celso, quien encontró en la familia y el cariño del pueblo argentino la energía para reponerse.
El lazo entre los jugadores de la selección argentina se fortaleció durante la pandemia, cuando varios, como Dibu Martínez, Rodrigo De Paul y Lucas Martínez Quarta, debieron conocer a sus hijos días después de nacer por las restricciones sanitarias. Lo Celso se sintió acompañado por ese grupo humano, que lo hizo sentir parte incluso en la distancia. "Sentí que había un país entero dándome fuerzas", confiesa, valorando el apoyo de compañeros y aficionados.
A pesar de no haber disputado minutos en Qatar, viajó a Doha para acompañar al plantel en la semifinal contra Croacia, manteniendo la rutina y el espíritu de equipo. Participó en los festejos, se sacó fotos con la copa y compartió la alegría de un país. En los homenajes posteriores en Argentina, llevó a Emilia en brazos, símbolo de esa mezcla de dolor y felicidad que marcó su 2022. "Quizá no estoy en la lista de los 26 campeones, pero me quedo con el cariño y los gestos de mis compañeros. Algo habré hecho bien para merecer eso", reflexiona.
Con una carrera que comenzó en Central, el club de sus amores, y que lo llevó a clubes europeos como PSG, Betis, Sevilla y Tottenham, Lo Celso hoy es uno de los referentes del vestuario verdiblanco. Asume el desafío de ser mentor para los más jóvenes, como Valentín Gómez, y destaca la importancia de disfrutar cada etapa, porque "el camino es todo". Bajo la conducción de Manuel Pellegrini en Betis y de Scaloni en la selección, experimenta dos estilos de liderazgo: uno basado en la experiencia y la tranquilidad; el otro, en la cercanía y el conocimiento profundo del jugador argentino.
El deseo de volver a un Mundial sigue latente, aunque Lo Celso prefiere enfocarse en el presente y en la preparación diaria. "Todo pasa por algo. Mejor disfrutar el recorrido", aconseja. La presencia de referentes como Messi es clave para la mentalidad competitiva del grupo: "Leo es nuestra guía. Lo ves entrenar y jugar con una pasión inagotable, imposible no contagiarse". La complicidad entre ambos, zurdos y rosarinos, se forjó desde el primer encuentro en la selección mayor y se consolidó con el tiempo.
Lo Celso también pone en valor las enseñanzas de líderes como Messi y Scaloni. "De ellos aprendí a ser mejor persona y profesional. Sus palabras y ejemplos me marcaron para siempre". La final de la Copa América 2024, donde asistió a Lautaro Martínez para el gol del título, fue un paso de reivindicación tras la ausencia en el Mundial. "El fútbol no te permite relajarte. Siempre hay que ir por más, y eso es lo que nos identifica como argentinos", resume.
Con el regreso de amigos como Ángel Di María a Central y el seguimiento constante de los partidos desde Europa, Lo Celso demuestra que la pertenencia al club y a la selección va mucho más allá de los resultados. "Somos un grupo de amigos, y eso se nota dentro y fuera de la cancha. Compartimos alegrías y tristezas, y eso nos hace fuertes".
Mirando al futuro, el volante no oculta su deseo de estar en Estados Unidos 2026, aunque sabe que el fútbol es impredecible. "Tengo el deseo guardado, pero lo importante es dar lo mejor cada día. El sueño nunca se abandona". Su historia es la de un futbolista privilegiado que, a pesar de los golpes, nunca dejó de soñar y de valorar lo esencial: la familia, la amistad y el amor por la camiseta.