Córdoba rompe récords y lidera el mercado mundial de maní gracias a las reformas económicas
El campo argentino se dispara como referente global tras la desregulación y reducción de impuestos impulsadas por el nuevo rumbo económico.

Mientras en gran parte del país persiste la discusión política sobre modelos ya agotados, Córdoba avanzó en silencio y convirtió al maní en una historia de éxito global. La campaña 2025 coronó a la Argentina como principal exportador mundial de este cultivo, relegando a competidores históricos como India y Estados Unidos. Lo interesante no es solo el título, sino la forma en que se logró: un clima económico más favorable, menores cargas impositivas y reglas claras que potenciaron la producción.
En cifras, el desempeño es contundente: Argentina colocó en el exterior casi una cuarta parte del maní que se comercializa en todo el planeta, con envíos que crecieron dos dígitos frente al año previo y un ingreso de divisas que ronda los 1.200 millones de dólares. La provincia mediterránea es el verdadero motor de este salto: allí se produce más del 90% del maní que sale del país, con prácticas agrícolas tecnificadas, estándares internacionales de calidad y un sello distintivo que ya es reconocido en los mercados más exigentes.
El avance se apoya en una superficie sembrada que superó las 530.000 hectáreas —más de un 23% por encima del ciclo anterior— y en una producción estimada en 1,8 millones de toneladas. Esta cadena agroindustrial sostiene alrededor de 12.000 empleos distribuidos en unas 30 localidades, con un fuerte efecto multiplicador en las economías regionales.
El “modelo Córdoba” combina innovación, articulación público-privada y apertura al comercio internacional. No sorprende que otras provincias, como Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y San Luis, comiencen a seguir el mismo camino, apostando por diversificar y aumentar su perfil exportador.
Más allá de las cifras, el impacto es estratégico: ayuda a consolidar el superávit comercial, refuerza las reservas y demuestra que, con un marco estable y competitivo, Argentina puede posicionarse como proveedor confiable en cadenas de valor globales. La experiencia cordobesa deja una enseñanza clara: cuando se alivian las cargas fiscales, se reduce la burocracia y se incentiva la producción, el potencial del campo argentino se libera y compite al más alto nivel.